viernes, 1 de agosto de 2008

Catalepsia


Desperté enceguecida por la oscuridad y asficciada por el olor a tierra humeda que llenaba mis pulmones hasta los bronquios.La nada estaba ausente y el silencio era sublime.-¿Estoy muerta?Nadie responde.Nunca imaginé la muerte de esta manera. Con que así se veía el fin de mis dias.Intenté moverme. Palpé algo duro. Madera al costado. Puse mis manos arriba de mi cuerpo, estaba acostada. Madera arriba. Madera abajo. Madera. Mi mente algo aberiada logró hacer contacto. Estaba metida en una caja.Seguí con la punta de mis dedos su forma.Mi respiración se entrecortaba. jhaa. jhaa. Era lo único que sentía en esa caja. Mis músculos comenzaron a tensarse.Ataud. Ataud. Mi memoria cobró vida.Aquel accidente. No estoy muerta, estoy viva.-¡ESTOY VIVA!Nadie parecía contestarme.-¡ESTOY VIVA!Mis uñas ya crecidas comenzaron a rascar la madera mientras mi desesperación acortaba mi capacidad de consumir oxígeno. Mi voz no se agotó hasta que la falta de oxigeno comenzó a invadir mi garganta, laringe y pulmones.-Estoy...Pensé en aquella costumbre que tenían las películas. Tu vida en un instante. Mi vida. Solo imaginé sus ojos. Esa era toda mi vida. Mi existencia sin ellos no era absolutamente nada.Dejé de respirar. Dejé de oir. Dejé de hablar. Pero mi vista aún funcionaba. Y entonces los ví. Sus ojos otra vez, me miraban dulces, y entonces poco a poco mis parpados cayeron para dejar ir 21 gramos a volar.


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